
“Vamos a parar el país en forma indefinida”, dijo el martes el líder cívico Luis Fernando Camacho en Santa Cruz, donde se darán cita representantes de organizaciones ciudadanas y opositoras de todo el país para “definir medidas contra el fraude”.
En las ciudades sureñas de Potosí y Tarija fueron quemadas las oficinas del tribunal electoral. En Sucre, también al sur, las oficinas electorales fueron saqueadas. La turba incendió la sede del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales. La policía no pudo contener a la turba. También La Paz vivió una noche de protestas.
Todo comenzó cuando, 24 horas después de interrumpir la transmisión de conteos rápidos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) reanudó sus conteos el lunes en la noche y “presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral”, denunció poco después el jefe de la misión de observadores de la Organización de los Estados Americanos, Manuel González.
Gonzales dijo que la misión de la OEA “dará recomendaciones de cara a una segunda vuelta”, en el informe final que presentará. “Llamamos a la autoridad electoral a que defienda la voluntad de la ciudadanía boliviana” y llamó a la calma.
El domingo, el TSE difundió resultados de conteos preliminares según los cuales Morales aventajaba a su principal contendor, el expresidente Carlos Mesa con una estrecha diferencia que anticipaba segunda vuelta con más del 80% de las actas contabilizadas.

Los choques entre separatistas y policía remitieron durante el fin de semana tras cinco noches consecutivas de disturbios en Barcelona y otras ciudades catalanas. Los incidentes violentos siguieron a enormes marchas pacíficas en Cataluña de gente molesta por el veredicto del Tribunal Supremo español, que condenó a nueve líderes separatistas a penas de prisión por el fallido intento de secesión de la región en 2017.
En las protestas resultaron heridas 593 personas, según las autoridades regionales. Casi la mitad de ellos son policías, y 14 siguen hospitalizados. En total han sido detenidas 194 personas.
Sánchez aspira a la reelección en los comicios del 10 de noviembre.

“No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas”, dijo el viernes en rueda de prensa Andrés Manuel López Obrador, quien ha comenzado a ser criticado por lo que algunos consideran que lo ocurrido demostró, por lo menos, una falta de planeación.
Por horas, Culiacán, capital del estado mexicano de Sinaloa, fue escenario de intensos tiroteos y bloqueos viales tras la localización de Ovidio Guzmán, uno de los hijos de “El Chapo”, quien está preso en Estados Unidos cumpliendo una condena a cadena perpetua.
Las autoridades no han aclarado cómo sucedieron las cosas. Por el contrario, ha habido versiones encontradas. El jueves Alfonso Durazo, secretario federal de Seguridad, dijo que 30 elementos de la Guardia Nacional y del ejército fueron agredidos desde una vivienda cuando realizaban un patrullaje, que los militares repelieron la agresión y tomaron control del domicilio y que fue entonces cuando localizaron en su interior a cuatro personas, una de ellas Ovidio Guzmán.
Luego dijo que grupos de delincuencia organizada rodearon el lugar “con una fuerza mayor” que la de los militares y sembraron el pánico en diversos puntos de la ciudad, por lo que el gobierno federal optó por detener el operativo. Sin embargo, no dejó claro si lo arrestaron y luego fue liberado por la intensidad de los enfrentamientos o si simplemente huyó. El viernes, el presidente dijo que sí se trató de un operativo para ejecutar una orden de aprehensión.
“El propio gobierno generó esa disyuntiva. Por lanzar un operativo mal planeado y peor ejecutado, se volvieron vulnerables al chantaje. No hay nada admirable en la decisión tomada”, tuiteó el viernes el reconocido analista mexicano, Alejandro Hope, tras la conferencia matutina del presidente.

El país se fue a dormir polarizado y en la incertidumbre: el conteo preliminar oficial se paralizó poco antes de las ocho de la noche, por lo que a muchos sólo les quedó anticipar un ballotage en diciembre, en una fecha aún sin concretar, pero que pueden inferirse según los cómputos adelantados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tras la votación del domingo, en la que también se eligió a los representantes del poder Legislativo.
Los resultados publicados por el TSE colocaban a Morales --al frente del partido Movimiento al Socialismo (MAS)-- a la cabeza del cómputo con 45,28% de los votos frente al 38.16% de su rival más cercano, el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), de la alianza de centro Comunidad Ciudadana (CC).
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe obtener el 50% más un voto o ganar con al menos 40% de los sufragios, pero con una diferencia de diez puntos porcentuales frente al segundo lugar.
La jornada se desarrolló con tranquilidad, pero la interrupción del conteo despertó algunas sospechas. La misión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) solicitó explicaciones y que el “proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida”.
La presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, atribuyó el parón en el conteo preliminar a que se había iniciado “el cómputo oficial de los tribunales regionales, y tenemos que abocarnos a ellos también, si no tuviéramos dos cómputos”.
Además calificó de positivo que el Tribunal hubiera llegado a un 83% de conteo rápido. El TSE tiene un plazo de siete días para anunciar los resultados finales.
Aunque al paso de las horas el escenario no era definitivo, Morales se declaró ganador. Desde la casa de gobierno dijo que “el pueblo nuevamente se ha impuesto. No estamos solos, por eso hemos ganado otra vez”, aseguró.
Sin embargo, incluso si el mandatario venciera en segunda vuelta, la fuerza de su gobierno se vería disminuida en el Congreso, pues no conservaría los dos tercios que mantiene ahora, lo que hasta la fecha le había permitido gobernar sin contratiempos.
“Es un escenario polarizado que demandará de acuerdos políticos para garantizar la gobernabilidad”, dijo la AP la politóloga María Teresa Zegada.

“Llegamos para darle al pueblo una opción después de cuatro años de sumisión y derrota, que es a lo que condenaron a los sectores más humildes de la Argentina. Para ello estamos volviendo”, dijo Fernández durante un acto de campaña en Parque Laguna Don Tomás en la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, a unos 580 kilómetros al oeste de Buenos Aires.
Fernández de Kirchner, quien gobernó entre 2007 y 2015 y ahora se postula a la vicepresidencia, comentó que “tenemos que tener la claridad de saber que es una tarea dura la que va a venir, han devastado al país, lo han vuelto a endeudar, lo han vuelto a empobrecer, hemos retrocedido en apenas cuatro años”.
Fue el primer acto que compartió la fórmula opositora tras resultar la más votada en las primarias abiertas y obligatorias del 11 de agosto por una diferencia de 15 puntos sobre el conservador Macri, quien aspira a la reelección. Las encuestas vaticinan que esa ventaja se mantendrá en las elecciones generales del 27 de octubre.
Después de las primarias, la exmandataria postergó varios compromisos de campaña para viajar a Cuba, donde su hija menor, Florencia, se somete a un tratamiento médico.
Casi una hora después de la hora prevista, los Fernández caminaron juntos por una explanada y subieron al escenario frente a una multitud de seguidores con banderas argentinas. Una pantalla led intercambiaba imágenes de ambos con otras de Juan Domingo y Eva Perón, el fundador del partido Peronista y su combativa esposa, conocida mundialmente como la “Abanderada de los Humildes” por su labor social durante el gobierno peronista de 1945 a 1955.