
Los estadounidenses supervivientes estaban por la tarde de regreso a su país tras ser conducidos a toda velocidad a la frontera cerca de Brownsville, el extremo sur de Texas, en un convoy de ambulancias y camionetas escoltado por vehículos militares mexicanos artillados.
Un familiar de una de las víctimas dijo el lunes que los cuatro habían viajado juntos desde las Carolinas para que uno de ellos pudiera someterse a una cirugía estética de abdomen con un médico en la ciudad fronteriza mexicana de Matamoros, donde tuvo lugar el secuestro del viernes.
El fiscal general de Tamaulipas, Irving Barrios, aclaró que no hubo pago para el rescate de los estadounidenses y precisó que, según las investigaciones, el secuestro fue realizado por miembros del Cártel del Golfo que opera en esa región.
Aunque desde un inicio se abrieron varías líneas de investigación, como es habitual en estos casos, “por todo este intercambio de información se va fortaleciendo la línea de una confusión, no fue una agresión directa”, sostuvo el fiscal. Barrios descartó, además, que funcionarios de las agencias estadounidenses hayan actuado en territorio mexicano en este caso.
En la operación de rescate de los estadounidenses fue detenido José “N“, de 24 años, quien es originario de Valle Hermoso, Tamaulipas, y se encontraba en funciones de vigilancia de las víctimas.

Aunque en docenas de países se han producido avances significativos, la situación en lugares como Afganistán e Irán y los constantes crímenes y violaciones en casi todos los países del mundo son un sombrío recordatorio de que todavía queda mucho camino por recorrer.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, destacó el lunes que los derechos de las mujeres son objeto de “abusos, amenazas y violaciones” en todo el mundo y que, al ritmo actual, la igualdad de género no se alcanzará hasta dentro de 300 años. Los avances logrados durante décadas se están desvaneciendo porque “el patriarcado contraataca”.
La jornada se conmemora de diferente forma y grado en los distintos países.
En España, se espera que más de un millón de personas salgan a la calle en multitudinarias manifestaciones nocturnas en Madrid y Barcelona, entre otras ciudades. También se esperan grandes movilizaciones en muchas otras ciudades del mundo, mientras que algunas naciones realizarán solo actos minoritarios.
Las mujeres se concentraron el miércoles en las principales ciudades de Pakistán, incluyendo la capital, Islamabad, entre fuertes medidas de seguridad. Según los organizadores, serían marchas pacíficas que solo buscan reivindicar los derechos garantizados por la Constitución.

Máximo Jerez fue asesinado el domingo por la mañana cuando al menos un hombre armado atacó una fiesta de cumpleaños. Otros tres niños, incluido uno de dos años, resultaron heridos.
Horas después del entierro de Máximo el lunes, la gente en el vecindario norteño de Rosario, donde vivía el supuesto agresor, asaltó la casa del sospechoso.
Noticieros locales mostraron imágenes en vivo de gente que encendía fuegos y arrojaba piedras a la casa del sospechoso, que en un momento dado apareció con un arma en la mano y pareció disparar.
La policía detuvo al hombre y después tuvo que impedir que la gente le atacara. Una vez el sospechoso había sido trasladado, los vecinos destruyeron su vivienda y robaron sus pertenencias.
Antonia Jerez, tía del niño fallecido, dijo a medios locales que los vecinos estaban hartos y no quería que se repitiera un incidente como la muerte de Máximo.
La gente destruyó al menos tres viviendas en la zona que afirmaron eran utilizadas por narcotraficantes.
El suceso fue un un nuevo giro dramático para una ciudad donde los asesinatos relacionados con las drogas se han vuelto habituales, con un nivel de violencia inusual en Argentina.

El ministerio de Defensa indicó por la tarde que culminó las labores de rescate de los soldados al hallar el cadáver del último desaparecido, el cabo Carlos Quispe. El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas indicó antes que los soldados, que estaban acantonados en la ciudad de Ilave, intentaban llegar como tropas de refuerzo a Juli, una ciudad cercana donde el sábado las manifestaciones dejaron cinco civiles heridos junto a una comisaría y un tribunal incendiados.
El ministerio condenó “la actitud hostil... por parte de violentistas que les impidieron el paso”, lo que llevó a la patrulla militar a buscar otro camino que incluyó cruzar el río Ilave por otra zona. Ilave y Juli son ciudades de la región Puno, donde las manifestaciones antigubernamentales son las más contundentes del país. En esa región 18 civiles murieron el 9 de enero durante una respuesta policial a una manifestación cerca del aeropuerto.
El ministerio de Salud informó que otros cinco soldados fueron atendidos por hipotermia. Videos difundidos por las televisoras locales mostraron a grupos de manifestantes que rescataron, cargaron, vistieron y dieron alimentos a los soldados rescatados del río que tiritaban de frío. La mayoría de los soldados son hijos de campesinos de la zona. Muchos de los padres de los soldados forman parte de las manifestaciones.

Un enfrentamiento en la ciudad de Juli dejó 16 heridos —10 civiles y seis militares—, según un informe de la Defensoría del Pueblo.
Los inconformes exigen desde diciembre la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, así como de todos los miembros del Parlamento, que es la institución más impopular del país según todas las encuestas, y la celebración adelantada de comicios.
Uno de los civiles heridos tenía un balazo con entrada y salida en su brazo derecho. El resto sufrió contusiones e intoxicaciones por gas lacrimógeno, de acuerdo con un comunicado del hospital Rafael Ortiz en Juli, a orillas del lago Titicaca. Juli se ubica en la región Puno, donde en enero la respuesta policial a una manifestación dejó 18 civiles muertos.
Las televisoras mostraron videos donde soldados del ejército dispararon al aire durante varios minutos tras verse rodeados por manifestantes que pedían a los militares que abandonaran la ciudad.
En otro momento, un helicóptero policial arrojó bombas lacrimógenas contra los manifestantes. El helicóptero intentó aterrizar, pero los manifestantes se lo impidieron.
Más tarde, la comisaría y el tribunal de Juli fueron incendiados, según videos mostrados por la televisión pública.